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COISHCO: ¿POR QUE SEGUIMOS EN EL ATRASO?

miércoles, 10 de marzo de 2010

Coishco, nuestro distrito, con sus nueve kilómetros cuadrados de superficie y sus veintidós años a cuestas desde su creación política, sigue siendo hoy en día un pueblo sumido en el atraso, la pobreza y la incultura de su gente.

En efecto, desde su fundación (13 de diciembre de 1988) Coishco ha tenido 8 gobiernos municipales de los cuales 5 de ellos han sido de orientación aprista (Víctor Ángeles, Juan Vásquez y Manuel Aldave) y 3 de orientacion "independiente" que poco o casi nada se han preocupado por los verdaderos intereses y aspiraciones de los pobladores coishqueños.

Nos preguntamos ¿Cuántos cientos de millones de nuevos soles (¿o miles?) han desfilado por las arcas municipales en los 22 años de existencia política? ¿Algún vecino de a pie lo sabe? Creemos que no. Los únicos que lo saben son los ex alcaldes y el gordito del “no cuentes conmigo”.

Pero -no obstante la falta de datos concretos sobre la trayectoria de los recursos presupuestales- trataremos de hacer un esfuerzo hipotético (no importa a vuelo de pájaro) del porqué seguimos en el atraso pese al tiempo transcurrido y a los dineros invertidos.

Si bien es cierto Coishco tiene algo mas de 9 Km² (9,2 Km² para ser más exactos) su área urbana habitable es solamente de 1 Km², aproximadamente, donde viven cerca de 15 mil habitantes. ¿Qué significa esto? Significa que esa pequeña superficie habitable, durante los 22 años de existencia –y con los recursos financieros que ha tenido- debería contar con una infraestructura básica al cien por ciento instalada. O sea, debería tener una red de agua potable y alcantarillado cubriendo la totalidad de la superficie urbana. Debería tener pistas y veredas en todos los sectores y en todos los barrios. Debería tener, asimismo, un mínimo de infraestructura productiva que genere empleo para la población desocupada. Debería tener organizaciones vecinales activas y fortalecidas participando activamente en los procesos de planeamiento, supervisión y fiscalización de las acciones de desarrollo. Sin embargo, constatamos que toda la infraestructura física que se ha logrado obtener es poco relevante, poco significativa y poco provechosa para la población distrital.

Coishco tiene todo lo que se necesita para su Desarrollo. Además de los recursos financieros (en los cuales, los ingresos por concepto de canon y sobre canon minero ha jugado un rol importantísimo) tenemos los recursos naturales básicos para la construcción de obras civiles (inmensas canteras de donde se puede obtener buena piedra para cimentaciones, buen ripio, buen cascajo, buena arena, etc.) Asimismo, ingentes recursos humanos para la mano de obra y, sobre todo, importantes recursos técnicos (recursos humanos calificados) para el planeamiento y la conducción del proceso de desarrollo local.

Entonces, ¿por qué no se ha logrado el tan ansiado Progreso y Bienestar Social que Coishco necesita? He ahí el quid de la cuestión. Las explicaciones pueden ser muchas, pero a nuestro modo de ver, la razón fundamental es porque no ha existido vocación de Servicio a la Comunidad. Lo que ha existido ha sido un apetito voraz por sacar el mayor provecho económico para la satisfacción particular de unas cuantas personas ligadas a un partido tradicional -supuestamente del pueblo- y de algunos movimientos seudo independientes (que en la práctica se han comportado como mafias sicilianas para el reparto de la torta del Poder y de los billetes).

Esto explica el porqué en las gestiones municipales se haya puesto el énfasis no en las personas necesitadas sino en las pequeñas obras físicas (dispersas y sin ninguna vinculación de unas con otras) sobrevaloradas, mal ejecutadas y de poca o nula trascendencia vecinal. No ha existido nunca la intención por hacer una Planificación Urbana que contemple las verdaderas aspiraciones y necesidades de la población coishqueña. De este modo, las obras que hizo un gobierno anterior fueron deshechas por el siguiente con el consiguiente perjuicio a la economía de la comunidad. Por ejemplo, ¿alguien recuerda la ridícula sirenita que puso en la Plaza de Armas el ex alcalde Juan Vásquez Cruzado? Claro que sí, todo Coishco lo recuerda. ¿Alguien sabe cuanto costó esta obra (de "arte")? Casi nadie. Pero el señor Juan Vásquez si lo recuerda. ¿Cuánto costó su famosa sirenita señor Juan Vásquez?

Ahora que estamos ad portas de un nuevo proceso electoral municipal algunos ex alcaldes (y uno en funciones) pretenden nuevamente acceder al sillón municipal. Nos preguntamos ¿para que? Y ellos nos responden: para poner al “servicio del pueblo” su capacidad y su experiencia. ¿Capacidad? ¿Experiencia? Sí. Pero para el dolo, para el mal manejo de los recursos monetarios, para los negociados, para los faenones, para las “coimisiones”, para los abusos, para las arbitrariedades, para la prepotencia, para la ineptitud, para la improvisación, etc., pero cero capacidad, cero experiencia para la transparencia, para la rendición de cuentas, para la información pública, para el planeamiento y la programación de las acciones del desarrollo distrital.

Coishco necesita urgentemente un Gran Cambio. Un cambio no solo de nuevas autoridades municipales sino, fundamentalmente, de actitudes y valores. Tenemos que dejar atrás la apatía y la desidia. Tenemos que desterrar para siempre viejos moldes conductuales como, por ejemplo, ese dicho ramplón y amoral que dice: “que robe pero que haga obra”. Esta actitud solo sirve para afianzar aun más el sistema de corrupción e inmoralidad que se pasea (sin ningún pudor como “Pedro en su casa”) por todo Coishco.

Por ello, si queremos que nuestro distrito deje atrás la pobreza, el atraso y la incultura tenemos que declarar una guerra sin cuartel a la corrupción y a la inmoralidad. Hay que ser conscientes de que el manejo corrupto del poder encarece las obras, priva de ingresos al erario local, recorta gastos útiles, acentúa la pobreza, fomenta las injusticias y, sobre todo, desmoraliza y desmotiva a la gente. Una actitud firme y consecuente tiene que decirle ¡Basta, ya! a la corrupción. Y, por supuesto, levantar en alto las banderas que señalen: ¡NO A LA CORRUPCION! ¡NO A LAS INMORALIDADES! ¡NO A LA DELINCUENCIA! (de los de abajo y los de arriba).

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