¿Por qué los jóvenes estamos marginados?

Según los datos obtenidos en la última encuesta censal del 2007, nuestro distrito de Coishco cuenta con aproximadamente 700 profesionales jóvenes -709 para ser más exactos- en las diferentes especialidades del campo científico, técnico y humanístico. Esto nos indica que un 5 % de la población total del distrito (de aproximadamente 15 mil habitantes) tiene formación profesional universitaria. Si a esta cifra le agregamos el 5.1% de los egresados de los institutos superiores (tecnológicos y pedagógicos) tendríamos más de un 10 % de la población total con formación técnico y profesional sin contar ese 5.3 % (superior no-universitaria) y 4.9 % (superior universitaria) que aun se encuentran estudiando (muchos de ellos posiblemente ya culminaron su carrera –recuérdese que estos datos se obtuvieron hace 3 años-)

¿Qué nos señala todo esto? Nos señala, simplemente, que en nuestro distrito de Coishco tenemos suficientes recursos humanos jóvenes, debidamente capacitados, para tomar las riendas de nuestro propio desarrollo local. Sin embargo, la institución municipal en lugar de acogernos, a los más calificados, nos ha marginado (y por el contrario se esmera en recibir con los brazos abiertos a burócratas foráneos) trayendo como consecuencia una migración forzada de muchos de nuestros jóvenes valores.

Los recursos más importantes de un pueblo no son sus recursos naturales ni sus recursos financieros sino sus recursos humanos. Y acá, en nuestro pueblo de Coishco, el capital humano potencialmente activo o en capacidad de trabajar (Población Económicamente Activa - PEA) está compuesta, en gran parte, por jóvenes entre los 18 y 29 años que abarca casi una cuarta parte de la población total (22 por ciento, es decir, 3,254 jóvenes de ambos sexos).

¿Qué se ha hecho o que se hace con todo este contingente humano? Lamentablemente, nada. A nosotros los jóvenes, los gobiernos municipales que se han sucedido, solo nos han ofrecido losas deportivas para cultivar nuestro deporte favorito (-nos dicen-) Preguntamos: ¿acaso solo del deporte vivimos? ¿Es que acaso creen que solo el futbol, fulbito o el vóley llenan nuestras vidas? ¿Por qué nunca las autoridades locales nos han invitado a participar en las propuestas de desarrollo de nuestro distrito? ¿O es que creen que aun estamos incapacitados de ejercer nuestros derechos ciudadanos? Las preguntas que nos hacemos los jóvenes coishqueños son muchas. Y todas quedan sin respuestas de parte de las autoridades y funcionarios públicos.

Seguimos preguntando ¿Por qué se da toda esta marginación que día tras día sentimos? La respuesta tiene muchas aristas pero la principal razón, a nuestro modo de ver, estriba en ese temor infundado que existe en las conciencias de los politiqueros. Una institucionalidad jurídico-política, burocratizada, que no asimila a los jóvenes en su accionar solo encubre oscuros intereses de poder. Y, en nuestro distrito de Coishco, el poder (control del gobierno municipal) siempre ha estado en manos de gente inescrupulosa (charlatanes seudo políticos, agitadores de las palabras pero no de las conciencias) que lo único que han perseguido ha sido el enriquecimiento personal y de pequeños entornos familiares y grupales.

Quizá algunos se pregunten ¿cuál es ese temor? Y les respondemos de inmediato: el temor a perder todas las prerrogativas que otorga un sistema corrupto e inmoral en el que el ejercicio del poder se efectúa para satisfacer las gollerías de unos cuantos individuos en desmedro del bienestar de las grandes mayorías. Porque, sabido es que la juventud representa la última reserva moral de una sociedad en franco declive. La juventud por excelencia es crítica, analítica y vanguardista. Y esto lo saben muy bien los apristas históricos, cuando hacían suyo el mensaje gonzales-pradista “jóvenes a la acción, viejos a la tumba”, aunque últimamente este partido haya llegado a la paradoja de deslindar entre viejos “sesentones” y viejos “cuarentones” y “cincuentones” en sus cúpulas dirigenciales. (En fin, cosas de los apristas de la era “alanista”).

Entonces, de lo que se trata es que las instituciones públicas y de la sociedad civil revaloricen el rol de los jóvenes. Pero también de las organizaciones políticas (partidos y movimientos regionalistas y/o localistas) que solo nos ven como “insumos fungibles” (mano de obra) para las campañas electorales y luego, cuando llegan al poder, simplemente nos dejan de lado. Queremos –entiéndase bien- aportar con nuestras ideas, queremos que se nos escuche, queremos comunicar cuales son nuestras necesidades, nuestras inquietudes y nuestras aspiraciones. Queremos tantas cosas, pero, por sobre todas las cosas, queremos nuestro espacio propio, sin injerencias ni tutelajes de nadie, mucho menos de los “cuarentones omaristas” o “sesentones jorgistas”.

La oportunidad de expresarnos, hoy en día, nos lo está brindando el nuevo Partido ALIANZA PARA EL PROGRESO (APP). Queremos que así sea. La Juventud Apepista (JUVAPP) ya ha dado muestras de trabajo intenso por el gran Frente Nacional de la Juventud (FNJ) en la perspectiva de viabilizar proyectos de leyes a favor de los jóvenes -los mismos que se llevaran al Congreso de la Republica- como así lo han acordado en el ultimo Congreso Nacional de la Juventud que se efectuó los días 26,27 y 28 de Febrero en el distrito de Villa El Salvador de la ciudad capital. Asimismo, también se ha conformado el colectivo juvenil “Rumbos: Debates de la Juventud” que es una instancia de diálogo juvenil que está recorriendo todo el Perú buscando la participación de los jóvenes con sus propuestas para el Gran Cambio que todo el país necesita. Ojalá que nuestros jóvenes coishqueños, nucleados en torno al APP – Coishco, participen de estas organizaciones juveniles buscando el progreso y bienestar de nuestro querido pueblo, siguiendo los dictados del lema apepista: “Unidos para trabajar por el Gran Cambio”. Y del “Gran Cambio de Coishco”, por supuesto.